Panopticon - Autumn Eternal
Al igual que la buena ciencia, a veces buena música proviene de la simple pregunta de "qué pasaría si mezclamos esto ... con esto?" Los resultados pueden ser absolutamente espectacular Cuando las chispas vuelan. Basta con echar un vistazo a algunos de los increíbles resultados de este proceso: La obra maestra de 2013 de An Autumn For Crippled Children "Try to Not Destroy Everything you Love", que ofrece una dosis de Black Metal junto a una porción saludable de un ruidoso dreampop o Diablo Swing Orchestra con su circense Avant Garde Metal combinando Swing o los Mexicanos Acrania y su fantástica amalgama entre Death Metal y Latin Jazz
Austin Lunn, el cerebro detrás del Panopticon banda de un solo hombre, no es ajeno a esta pregunta. Sus tres álbumes más recientes - Kentucky, Roads to North, y ahora Autumn Eternal: se basan en mezclar esta pregunta, de la que nació la combinacion de dos géneros muy dispares, El Black Metal y el American Folk, en un uno-dos que es tan hermoso como brutal. Kentucky de 2012 jugo a un Black Metal más atmosférico en un álbum conceptual acerca de la difícil situación de los mineros del carbón de Kentuky y Roads donde Lunn toma una ruta mucho más directa, a veces virando en un territorio algo extraño cercano al death metal melódico. Ahora, Autumn Eternal, la tercera (y última) entrega de la trilogía muestra Lunn intentar ir de la mano con el pilar del Black Metal moderno: Post Black Metal
Como en Kentucky antes de este, Autumn Eternal se abre con un tema instrumental Únicamente bluegrass. "Tamarack’s Gold Returns" es una oda somnifera para calmar los días de otoño en medio de los bosques caducifolios de la región central de Estados Unidos. La combinación de banjo y violín es tentadora, y uno puede sentirse perderse en los paisajes auditivos desde el principio muy. Es notablemente diferente de una de las pistas de bluegrass destacados en la trilogía: "Bernheim Forest In Spring" y "The Long Road 1: One Last Fire" son dos bestias vivaces y energéticos, pero en este caso, es la calma antes de la tormenta inevitable, un momento para recuperar el aliento antes de que el asalto inevitable de feroz del Black Metal de Lunn. Y la tormenta viene: el resto de la Eterna otoño es implacable. Sin embargo, lejos de los rápidos y animados acordes de Kentucky y la rabia hirviente de Roads to the North, El album es mas bien una quemadura lenta. Al igual que el cambio de las hojas en otoño la escritura de Lunn aquí es metódica, orgánico, y más un proceso continuo que una serie de movimientos o acciones. Eso no quiere decir que no son claramente momentos agresivos en todo el álbum, pero en general, el registro muestra Lunn cavar en un territorio mucho más pensativa y precisa que antes. Todo se siente más suave y mediados de ritmo y los sintetizadores tienen una presencia más grande que antes en la elaboración de la atmósfera global.
Con esta trilogía de álbumes, Lunn ha creado tal vez una perfecta armonía de las fortalezas y las diversidades del Black Metal, y eso no sería posible sin la magnífica culminación de Autumn Eternal al proyecto. Se siente natural, orgánico, y metódico, magistral en su escrito, ardiente y vivo en su ejecución.
